También conocida como trufa de Périgord, cuando nace es rojiza, pero pronto coge el color negro, adoptando formas globulares, amorfas y peculiares.
Cultivada, pero también silvestre, la temporada de su recolección es durante el invierno.
De carne negra y firme, con vetas blanquecinas y laberínticas, tiene un aroma intenso y penetrante.
La servimos con un huevo ecológico frito y un puré cremoso de patata.