La historia y la arqueología ponen en evidencia que la edificación más vieja del pueblo de Collsuspina es Can Xarina.
Hostal de camino real durante mucho tiempo (el Hostal de Collcespina), alzado hacia el año 1550 y regentado más de un siglo por una familia de fradisterns (no herederos, segundogénitos), ya se servía plato en la mesa a lo que se llamaba «parada y fonda».
Adquirido por la familia Oller hacia el año 1800, muy pronto se convirtió en un colmado donde se despachaba desde fruta y verdura, carne fresca o azúcar, hasta tabaco, alpargatas de siete vetas, medicamentos, brillantina o barreños.
Actualmente es un restaurante que cuenta con más de 50 años de historia y que fue arrancado por el Josep Oller, junto con su madre Paquita Altimir y sus hermanas Núria y Carme Oller.
En Can Xarina apostamos por una cocina tradicional catalana, donde los productos de la tierra, y sobre todo la calidad, son el eje vertebrador. La cazuela, el horno y la brasa con carbón de encina son el soporte mayoritario. El producto con sello ecológico, por su parte, es para nosotros también un factor de calidad. No rehuimos, sin embargo, las delicias de los productos que conforman la cocina de otras regiones vecinas.
Desde embutidos totalmente artesanos y seleccionados de la zona (Moianès y Osona); pasando por guisos a la cazuela y asados al horno a base de productos de ganado (cabrito o cordero), de aves (pato y pollo de corral), de granja (cerdo) o de pastos (ternera del Moianès, vaca del Cantábrico) ; también salteados en la sartén (judías "del ganxet", garbanzos, habas, cabrito, conejo); hasta productos hechos a la brasa con carbón de encina (entrecots o filetes, cabrito, cordero lechal del Solsonès, pie de cerdo, etc.).
Completamos nuestra oferta culinaria con pescado fresco según mercado, el jamón de bellota (de Guijuelo o del Valle de los Pedroches), conservas de alta gama y platos más internacionales (pasta fresca o canelones), muy arraigados en nuestro país.
Como toda cocina tradicional, el ciclo alimentario marca el momento óptimo a la hora de obtener los alimentos, es decir, para conseguir un producto que nos ofrezca la máxima plenitud de su sabor, nos debemos guiar por el calendario de productos de temporada y adquirirlos en sazón, en su momento natural justo.
Si bien la cultura del porrón siempre ha regado nuestra mesa, no podemos dejar de lado la extensa carta de vinos que, con más de 400 referencias, recoge la representación de las doce Denominaciones de Origen catalanas, pero también la del resto del Estado.
Un amplio abanico de destilados de cereal (whiskies), de vino (cognacs, armagnacs, brandis catalanes y españoles), de manzana (calvados), y de otros orígenes, como las ginebras y rones, completan nuestra oferta de brebajes, que cuenta con cerca de 300 referencias.